Roldán Villegas Prats

La medición de hidrógeno y humedad en transformadores es crucial porque estos factores son indicadores clave del estado del transformador y pueden alertar sobre posibles fallas antes de que ocurran problemas graves. Su importancia radica en:

Hidrógeno: Es uno de los primeros gases que se genera durante fallas internas como descargas parciales o arcos eléctricos. La medición continua de hidrógeno permite detectar estos eventos tempranos y tomar acciones preventivas.
Humedad: El agua en el aceite reduce las propiedades aislantes del transformador y acelera la degradación del papel aislante, lo que puede provocar fallas catastróficas. La medición de humedad ayuda a evitar la acumulación de agua y previene daños.
Al medir estos parámetros en tiempo real, se pueden implementar acciones correctivas de manera oportuna, como la deshidratación del aceite o la revisión de componentes, lo que garantiza la seguridad, fiabilidad y eficiencia del transformador.

Los transformadores en aceite ofrecen varias ventajas significativas. Una de las principales es su excelente capacidad de aislamiento eléctrico. El aceite dieléctrico proporciona un alto nivel de aislamiento entre las partes conductoras internas, lo que permite operar a voltajes más altos de manera segura y eficiente.
Otra ventaja es la eficiente disipación de calor. El aceite actúa como medio de enfriamiento, absorbiendo el calor generado por las pérdidas eléctricas y magnéticas y transfiriéndolo a sistemas de enfriamiento externos. Esto ayuda a mantener una temperatura operativa óptima, prolongando la vida útil del transformador y reduciendo el riesgo de fallas por sobrecalentamiento.
Además, los transformadores en aceite suelen tener una mayor capacidad de sobrecarga en comparación con los transformadores secos. Pueden manejar picos de demanda eléctrica sin comprometer su desempeño, lo que es especialmente útil en aplicaciones industriales y de distribución de energía.
La durabilidad es otra ventaja. Con un mantenimiento adecuado, estos transformadores pueden operar de manera confiable durante décadas. El aceite también protege los componentes internos de la humedad y otros contaminantes ambientales, mejorando la resistencia a condiciones adversas.
Finalmente, su diseño probado y ampliamente utilizado facilita la disponibilidad de repuestos y servicios técnicos, lo que contribuye a un menor costo total de propiedad.